miércoles, 27 de febrero de 2008

Atonement (2008)



En mi análisis anterior escribí que sólo había una película que, según mi opinión, podía derrotar a la de los hermanos Coen en el Oscar a mejor película. Esta era precisamente Expiación (Atonement), un film realmente sorprendente, dirigido por Joe Wright, el mismo de "Orgullo y Prejuicio". Sorprendente, porque francamente no le había prestado demasiada atención y la vi prácticamente porque no tenía nada mejor que hacer, sin saber siquiera de qué trataba. Y, sin embargo, valió totalmente la pena.


La película atrae desde la primera escena, con ese suave travellin por el cuarto de la pequeña Briony. Podemos imaginar así que estamos ante una película bien cuidada y trabajada. Y es así en realidad. Se trata de un film que cuenta con una historia que atrapa rápidamente y un visible esfuerzo por construirle una atmósfera adecuada mediante el manejo de cámara, las luces, los escenarios y, sobre todo, la música. Los elegantes movimientos de cámara atravesando los finos pasillos de la casa de los Tallis son un claro ejemplo de eso.


Se puede dividir el film en dos partes. La primera, que transcurre mayormente en la casa de la familia Tallis, es donde más resaltan la fotografía y dirección artística que son sinceramente geniales. La segunda parte, en cambio, tiene una gran carga emotiva, por lo que los detalles técnicos quedan de lado, ya que el espectador está completamente metido en la historia. Los escenarios aristocráticos cambiaron por el caos y desolación de la guerra, lo que ayuda a reforzar esta atmósfera de sensibilidad en la que priman las emociones por sobre todas las cosas.


Como el título indica, se trata de una película sobre la expiación y, por tanto, sobre la culpa. Es el verano de 1935 y un acontecimiento está por cambiar la vida de tres personas. Briony Tallis (Saoirse Ronan) es una niña de 13 años, con grandes talentos literarios y muy precoz. Su hermana Cecilia (Kiera Knightley) acaba de descubrir que está enamorada de Robbie Turner (James McAvoy), de quien Briony cree también estar enamorada. Este será precisamente el punto de partida de la desdicha que están a punto de vivir. Briony, quien acaba de encontrar a su hermana y a Robbie haciendo el amor en la biblioteca, acusa a éste de haber cometido un horrible crimen, convenciendo a todos en la casa de que ella lo había visto con sus propios ojos. Robbie es arrestado y Cecilia le hace jurar que regresará junto a ella. A partir de entonces la película se centra en la lucha de estos dos amantes por volver a estar juntos y vivir felices. Pero Robbie, quien ahora está en Francia peleando en la Segunda Guerra Mundial, encontrará más de una dificultad para volver a casa y Cecilia seguirá sufriendo la larga espera. Mientras tanto, Briony irá entendiendo las graves consecuencias de sus actos y tratará de enmendar su error, lo que termina de redondear el concepto de la película.



Como vemos, no es sólo una historia de amor, o de mentiras o culpas. Es una historia completa de lo que es el ser humano, con virtudes y defectos, con sus decisiones, sus sueños y sus ilusiones. La película nos muestra la dicha del amor, el poder de las mentiras y la crueldad de la guerra, todo sin exagerar, sin saturar, con pocos excesos hollywoodenses y con un hermoso cuidado en la construcción de las imágenes, planos y secuencias. Así se resume el éxito de la película. Atrae porque hay muchas características con las que el público puede identificarse, ya sea en las situaciones o en los personajes, lo cual hace más rico el visionado. Cuenta además con la siempre bienvenida presencia de la bella Kiera Knightley y una sorprendente performance de Saoirse Ronan, quien logra plasmar adecuadamente la precocidad y frialdad de Bryoni, un personaje francamente fascinante, tan bien construido que, a pesar de sus virtudes y del cierto grado de compasión que logra generar, cae inmediatamente antipático, lo cual ayuda a que el público se enganche en favor de la pareja perjudicada y que, por tanto, hace más fuerte el tema de la expiación, pues Bryoni no debe disculparse solo con ellos, sino también con nosotros los espectadores. Sobre el final, solo puedo decir: genial.

Mención aparte merece la música. Cada momento de la historia está perfectamente potencializado por una de banda sonora sencillamente encantadora. Crea la atmósfera adecuada, resalta las emociones y hasta el mundo interior de los personajes parece estar correctamente dibujado en la música y en los efectos de sonido. No puedo hablar de la mezcla y otras cuestiones técnicas, ya que no conozco del tema, pero sí puedo decir que a pesar de lo bien logradas que están las tomas, de los bellos movimientos de cámara y de la cuidadosa dirección artística y fotográfica, esta película no resultaría tan fascinante de no ser por la música, que termina por convertirse así en un elemento casi protagónico.


No logró arrebatarle el Oscar a los hermanos Coen, pero sigo sosteniendo que era la que más posibilidades tenía de hacerlo. No sé decir qué tan subjetivo resulta mi análisis, ya que como dije, esta película fue una sorpresa más que agradable, lo que pudo haber afectado mi percepción. Pero estarán de acuerdo conmigo los que la han visto en que se trata de una película difícil de olvidar, conmovedora y encantadora, y que están bien pagadas la entrada, la gaseosa y la canchita.

viernes, 22 de febrero de 2008

No Country for Old Men (2008)

He decidido empezar con "Sin lugar para los débiles" de los hermanos Coen, no sólo porque es la última película que he visto, sino, sobre todo, porque es la más seria candidata al Oscar que se entrega esta semana y es bueno considerar si se lo merece o no. Recomiendo ver primero la película y luego leer este análisis, pero no creo estar revelando nada importante de la trama (aunque lo parezca)

Sin Lugar Para los Débiles (No Country for Old Men)





Sea cual sea el título o el tema, si la dirigen los hermanos Coen, debemos imaginar que estamos ante una película especial y poco convencional. Su más reciente film no es la excepción, sin embargo, tiene también algunas pinceladas que la distinguen de las anteriores. Es mucho más intensa y violenta y, en cierto sentido, más seria, tal vez porque se trata de una adaptación y no de una idea original. Pero lo cierto es que la historia que nos plantean se mantiene fiel al estilo de los Coen y, según he leído, se mantiene fiel al libro original también.


La historia nos presenta a Llewelyn Moss (Josh Brolin), un cazador que de manera fortuita se encuentra con una terrible escena de crimen: tres autos abandonados, una serie de cadáveres alrededor y varios kilos de droga que hacen suponer que había gran cantidad de dinero en juego. Efectivamente, Moss se encuentra con un maletín con dos millones de dólares y, al llevárselo, desencadenará una sangrienta búsqueda que pondrá en peligro su vida y la de su esposa Carla Jean (Kelly McDonald). Tras él irá Anton Chigurh (Javier Bardem), un despiadado asesino que se juega la vida de sus víctimas a cara o cruz. También aparece en escena el Sheriff del pueblo, Ed Bell (Tommy Lee Jones), un comisario de pueblo chico que por momentos recuerda a aquella peculiar jefa de policía embarazada en Fargo, tan bien encarnada por Frances McDormand. Él proviene de una familia de protectores de la ley, pero empieza a sentirse decepcionado e inseguro de sí mismo al encontrarse en un país plagado de violencia.


Ese es precisamente el tema central y lo que convierte en protagonista a un personaje que, en apariencia, no tiene tanta importancia como el cazador y el asesino. Pero la película es en verdad sobre él. Es en referencia a este personaje que adquiere sentido tanto la estructura del film, como la escena final y el título mismo. Sin lugar para débiles hace referencia directa a este comisario que siente que ya no tiene fuerzas para combatir la creciente violencia que existe a su alrededor. Es él el que se siente débil ("old", en el título original) y por eso está considerando retirarse de la profesión familiar.


La historia entonces se estructura entorno a temas bien delimitados como la violencia, la causalidad, la voluntad, la predestinación o la frustración y desencantamiento, y campos opuestos como vida-muerte o crimen-ley. Se tratan de temas recurrentes en las películas de los Coen, como en Fargo, Sangre Fácil (Blood Simple) o El Hombre que Nunca Estuvo Allí (The Man Who Wasn't There). Por eso resulta curioso apreciar cómo los directores y el autor del libro se complementan tan bien. Es en este sentido que el personaje interpretado por Tommy Lee Jones aparece con supremacía por sobre los demás. Es él el que se mueve constantemente por estos temas, es él quien se cuestiona por la vida, por su destino y por los principios y valores que han guiado su accionar.


Los otros personajes son sólo excusas, o acaso ejemplos, de la violencia que está atormentando al Sheriff, es esa situación que lo hace sentir impotente y hasta inútil. Es cierto, sin embargo, que cada personaje tiene su propia riqueza, pero es el Sheriff quien encarna totalmente el sentido de la película, este cuestionamiento sobre hacia dónde está yendo el mundo, cargado de violencia y muertes por drogas y dinero. No es casualidad que este personaje sea el primero y el último en hablar, pues toda la historia parece así representar solo una reflexión del propio Bell sobre los temas ya mencionados y la situación narrada, solamente un ejemplo significativo. Por eso es que al final decide retirarse, aun temiendo que su padre y abuelo se sientan decepcionados, pues es mayor su frustración y desilusión.


Solo así se explica (y se entiende) ese final que ha muchos deja confundidos, en el que Bell cuenta los dos sueños de su padre. El primero, en el que su padre le da un poco de dinero y él lo pierde, estaría representando el legado familiar, aquella misión de defender la ley que su abuelo y su padre cumplieron y en la que él ha fallado. Tenía en sus manos algo de valor, acaso las vidas de Llewelyn Moss y su esposa, acaso la paz en su pueblo, y no ha podido con la responsabilidad de protegerlo. El segundo, es un poco más abstracto, en él ve que su padre cabalga a su lado con un cuerno de fuego y luego lo pasa dejándolo atrás, pero Bell sabe que pronto llegará a algún lado y su padre lo estará esperando. Esto podría estar representando ese temor que Bell tiene a ser juzgado por su familia, o tal vez por un ente superior (su padre dejándolo atrás puede ser una cuestión espiritual), cuando se reuna con él ¿en el cielo? ¿en el infierno? En todo caso, lo que queda claro es que es una preocupación por su destino, y no es casualidad que lo haya soñado en su primer día de retiro. La frase final "y entonces desperté", no solo representa el hecho de que aún no ha llegado el momento de encontrarse con su padre, sino que evoca la esperanza de que las preocupaciones presentes en sus sueños no tengan sustento en la vida real.


Pero empezamos este análisis con la intención de responder a la pregunta de si merece esta película recibir el Oscar. Sí. La dirección de los hermanos Coen es más que correcta, al igual que la fotografía y la puesta en escena en general, que son de lo más acertadas. Las actuaciones son muy buenas, lo cual no sorprende con actores de la categoría de Tommy Lee Jones y Javier Bardem. Este último justifica la gran cantidad de elogios y premios que ha recibido. Basta compararlo con otros "criminales" nominados este año, como Denzel Washington (American Gangster) o Viggo Mortensen (Eastern Promises), para darnos cuenta de que estamos ante el más perturbador pero a la vez convincente de ellos. Finalmente, la atmósfera de la película es estupenda, pues mantiene de principio a fin la tensión e intensidad de la situación, sin perder de vista el clima de desilusión y desolación que acompaña al personaje principal.


Es obvio que no estamos ante una de las mejores películas de todos los tiempos, pero tal vez sí ante la mejor del 2007, que, a diferencia de lo que sé que muchos piensan, no es poco decir, pues ha habido películas más que interesantes. Desde mi noble punto de vista, la única que puede arrebatarle el Oscar (si es que la elección es justa) es Expiación (Atonement), una brillante película sobre la que escribiré en estos días. Ambas totalmente recomendables.