miércoles, 23 de abril de 2008

Underground (1995)


La historia de la ex-Yugoslavia ha estado lamentablemente caracterizada por los constantes conflictos bélicos y enfrentamientos tanto externos como internos, que de alguna manera marcaron la forma de concebir al mundo de muchos de sus ciudadanos. Emir Kusturica es uno de ellos, y lo demuestra claramente en esta película que recorre cincuenta años de esa historia, entre 1941, en plena Guerra Mundial, hasta el fin de la Guerra Fría y las guerras civiles en Yugoslavia de 1991. El autor aprovecha una historia interesante y atrayente para hacer un recorrido por este trágico período, haciendo una dura crítica a la guerra y los sistemas políticos.

La película narra la historia de dos amigos, Marko y Peter (más conocido como Blacky). Ambos forman parte del Partido Comunista Yugoslavo durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que se preparan para hacer frente a la invasión nazista. Por precaución, Marko esconde a Blacky y a otros miembros del partido en un sótano, precisamente después de la llegada de los alemanes. Este grupo de hombres y mujeres esperan pacientemente órdenes del Comandante Tito, líder del partido, quien supuestamente está preparando la arremetida contra los Nazis. Sin embargo, la guerra termina sin que tal ataque se produzca.

Finalizado el conflicto, Marko decide mantener a sus amigos ocultos, para así enriquecerse con la venta ilegal de armas que ellos fabrican en el sótano, supuestamente para la guerra. Pero, además, Marko está perdidamente enamorado de Natalia, novia de Blacky, por lo que no tiene ningún reparo en mantener engañado a su amigo. Así, este grupo de comunistas se mantiene oculto por más de veinte años, sin sospechar que la guerra ya ha terminado y confiando plenamente en lo que Marko les cuenta del mundo de afuera. No tienen idea de lo que sucede en el país salvo por las noticias que les lleva Marko, quien para entonces ya es una influyente figura dentro del Partido Comunista, ahora en el poder. Ellos están convencidos de que los Nazis siguen en Yugoslavia y esperan ansiosos el momento de salir a luchar por liberar a su patria. Finalmente, de una manera totalmente casual, algunos de ellos logran salir del sótano, descubriendo así, aunque no todos, la farsa en la que han estado viviendo por tanto tiempo.

Ese es, en resumen, el argumento de la película. Sin embargo, lo que la hace realmente interesante no es la trama, que no deja de ser conmovedora y atractiva, sino el trasfondo y los simbolismos. Se trata de una de esas películas que el autor utiliza casi como un ensayo, para mostrar su visión del mundo, para criticar su sociedad o plantear su disconformidad con alguna situación histórica. Tal vez en este caso, hasta podríamos decir que todas esas motivaciones se juntan. Underground es casi un ensayo político, un manifiesto contra la guerra y una denuncia de la farsa que los sistemas políticos han representado históricamente, al menos en ese país.

Pareciera que cada escena de la película, cada elemento, representa algún tema, es un símbolo o una metáfora, nada parece estar al azar, ni siquiera en la propia trama. Tal vez es errado decir que el autor aprovecha la trama para hacer su denuncia. La historia está construida para ser parte de esa denuncia, y ese es otro factor enriquecedor del film. Debe haber muchos símbolos que se nos escapan, porque somos ajenos a la cultura yugoslava o porque no tenemos el suficiente conocimiento de su historia. Pero podemos reconocer algunos que resultan evidentes y lo suficientemente poderosos para motivar este análisis. Iremos viendo algunos de ellos poco a poco.

Hay un primer elemento que destaca inmediatamente: la música. Ésta acompaña todos los acontecimientos y forma parte importante de la construcción del relato. La banda de Golub acompaña a los personajes principales en todo momento, incluso dentro del sótano y hasta en la muerte, y su canción es la que marca el ritmo de la película. Es interesante notar que la música de esta banda se mantiene invariable a lo largo de todo el relato, a pesar de que los personajes atraviesan por momentos alegres y otros más angustiantes.

En cuanto a los personajes, hay muchos que son importantes, algunos desde el punto de vista argumental, y otros desde el campo simbólico y del sentido de la película. En cuanto a los primeros, no están completamente definidos los típicos roles. Marko es, en cierto sentido, el villano, el “malo de la película”, sin embargo, no deja de mostrar un lado noble y amable, y en algún momento nos recuerda que todo lo hace “por amor” y se arrepiente y pide perdón. De igual manera, no podríamos identificar plenamente al héroe. Blacky es valiente e idealista pero termina siendo más bien la víctima, pues es quien tiene que sufrir la traición y el engaño de su mejor amigo y de la mujer que ama y es quien se privado de su libertad y sus derechos. Iván, el hermano de Marko, quien termina siendo de alguna manera el justiciero, tampoco cabría dentro de la definición del héroe. Lo que sucede en realidad, es que no son precisamente personajes los que están encarnando estos roles. En un análisis más profundo podríamos intuir que los verdaderos villanos de la película son la Guerra y los Sistemas Políticos y, por contraposición, las víctimas son todos, los habitantes del sótano y, más generalmente, el pueblo yugoslavo. No hay héroes de verdad en esta historia, y probablemente ése sea parte del mensaje del autor, que no hay héroes en ninguna guerra, sólo víctimas.

Un personaje menos protagónico pero igual de importante es el de Soni, el mono de Iván, no sólo por que es él quien, disparando un tanque, le da la posibilidad a Blacky y su hijo de salir del sótano y terminar con la farsa, sino porque él es el único personaje que sobrevive hasta el final. El simbolismo contenido en este animal es muy grande. En primer lugar, representa la inocencia y en cierto grado la estupidez. Él se mete a un tanque y dispara sin saber a dónde, abriendo la puerta de escape en el sótano de manera casual. En este punto podemos separar dos ramas, por un lado volvemos a la estupidez, el sinsentido de la guerra, disparar sin saber a dónde, y por otro, tal vez está representando el hecho de que la gente inocente puede traer abajo las grandes mentiras de los sistemas políticos. En segundo lugar, este personaje, al ser el único que sobrevive, y tratándose de un mono, está encarnando la deshumanización producida por la guerra. Todos los humanos han muerto en esta absurda lucha de poderes y mentiras y sólo un animal, desprovisto de ese instinto homicida propio del hombre, ha logrado mantenerse con vida.

Como vemos, el film está lleno de simbolismos, metáforas e incluso parodias. Pero hay dos que valen la pena destacar. Lo primero tiene que ver con la parodia a las películas bélicas yugoslavas y de Europa del Este en general, las cuales se usaban principalmente para transmitir ideologías políticas o para manipular a las masas a favor del gobierno regente. Esta característica fue muy bien aprovechada por los gobiernos autoritarios durante las décadas del 60 y 70. En estas películas se exaltaban las figuras heroicas y se construían mitos históricos que favorecieran y dieran legitimidad a los gobernantes. Así, dentro del film vemos el rodaje de otra película, basada en la historia de Marko y Natalia y de la supuesta muerte del “héroe nacional” Blacky. Es obvio que no se basa en lo que ocurrió verdaderamente, sino en la leyenda construida por Marko para enaltecer la figura de su amigo y de alguna manera reivindicarse con él. De esta manera, el autor logra, además, una parodia de su propia película. El relato, además está construido en base a “carteles” que nos anuncian el contexto en que se está desarrollando esa parte de la película y que en alguna medida nos recuerda a los montajes de Eisenstein, por ejemplo.

En segundo lugar tenemos el símbolo más importante de la película: el sótano. En él, sus habitantes viven convencidos de estar trabajando a favor de una causa que ya no existe. Viven una realidad que no es la verdadera. Sólo conocen el mundo actual por las referencias que de él hace Marko y por los noticieros que él les presenta. En pocas palabras, sólo conocen la realidad que Marko les muestra, la que él quiere que conozcan. Es una suerte de nueva versión del mito de la caverna de Platón, donde todos viven en un mundo construido que solo existe en sus mentes y del cual solo podrán escapar cuando, con la ayuda inocente del mono, Iván, Blacky y su hijo puedan salir a “ver la luz”. Sin embargo, siguiendo a Platón, no todos podrán comprender lo que han contemplado, y así, Blacky y su hijo se encuentran con la grabación de una película que precisamente le rinde homenaje a él, al héroe nacional Blacky, ese personaje legendario que Marko ha construido en su honor, y que murió heroicamente luchando contra los nazis. Blacky confundirá la grabación con la realidad, pues sigue creyendo en lo que Marko les ha contado, y se lanzará al ataque contra los actores vestidos como soldados alemanes. Iván, sin proponérselo, ya que solo salió a buscar a su mono, será el único que pueda ver la verdad, y descubrir la farsa en la que su hermano les había hecho vivir por veinte años. Esto lo convierte en el único autorizado y capaz para vengarse de Marko, y lo terminará condenando al suicidio. Los demás tampoco podrán conocer la verdad, pues Marko decide hacer explotar el sótano y escapar con Natalia, terminando de manera abrupta con su mentira.

Pero el sótano no es solamente un tributo a Platón, probablemente nunca fue esa la intención del autor. Lo que representa verdaderamente es al gran aparato de mentiras construido por los regímenes políticos, en especial los autoritarios. Y, en el caso particular de Yugoslavia, representa también la gran mentira en la que estuvo sumido el pueblo durante el gobierno de Tito, donde se veía una Yugoslavia unida, que no existía en realidad y que, algunos años después, se desmoronaría dando lugar a sangrientas guerras civiles. Los yugoslavos vivían el mito construido por Tito, la historia de ese país comenzaba y terminaba con él, y él era el gran salvador. Es aquí que todos los símbolos y parodias se entrelazan. El verdadero sentido de la película es denunciar esa gran farsa que fue la historia yugoslava y esa tragedia que produjeron en su conjunto los tres períodos comprendidos en este relato, desde la Segunda Guerra Mundial, hasta las guerras balcánicas.

Este mundo de mentira tiene, además, otra significación. No es casualidad que el período en que estos personajes viven engañados dentro del sótano corresponda al gobierno del Comandante Tito. El sótano representa la gran mentira construida por los sistemas políticos y, sobre todo, por los gobiernos autoritarios, para mantener tranquila a la población y legitimar su poder. Habíamos dicho que Marko construye toda una leyenda alrededor de Blacky, a quien ha declarado muerto y ha convertido en héroe nacional, en parte para reivindicarse por lo que le ha hecho. Esto es típico de los sistemas políticos. Utilizan mitos y leyendas para justificar su asunción al poder, para legitimar sus gobiernos y para mantener contenta y tranquila a la población. Sobre todo en esa época, y en los países de Europa del Este, se utilizaban mucho las figuras heroicas para tales fines, y se filmaban películas bélicas que enaltecieran el poder y la gloria del gobierno de turno, especialmente de los autoritarios. Hasta de ese detalle logra burlarse el autor al incluir la escena de la filmación de la película sobre la vida de Marko y Blacky.


Sobre el final de la película, una bellísima escena es presentada como refuerzo final de esta idea, con ese pedazo de tierra desprendiéndose, como muchos de los territorios de la ex-yugoslavia, un país desmembrado completamente. Tenemos, además detalles que difícilmente se pueden pasar por alto, como esa hermosa y contundente frase “érase una vez un país”, señal inequívoca de que todo lo que hemos visto apuntaba hacia ese fin; tenemos también a Blacky hablando con Marko, pero dirigiéndose a alguien más, tal vez a los gobernantes, o a los yugoslavos, y en general a todos nosotros, diciendo “puedo perdonar, pero no olvidar”. Y, por si no fuera suficiente, tenemos un “cartel” que nos recuerda o advierte que el destino de este pueblo fue inevitable: “esta historia no tiene fin”, frase que trasciende a Yugoslavia y resuena en cada país donde encontramos este tipo de conflictos.
Encontramos mucho simbolismo religioso. Sobre el final aparece una cruz invertida, que podría significar que le han dado la contra a Dios o que Dios los ha abandonado. Está también la iglesia que el hermano de Marko le regala al hijo de Blacky el día de su boda, y que parece ser la misma en la que finalmente se suicida. Pero los elementos más recurrentes son los animales. La película prácticamente comienza con un bombardeo a un zoológico. Los animales parecen estar representando a la gente inocente que siempre resulta siendo víctima de este tipo de ataques. Las vacas sobre el final de la película indican el paso a la otra vida, como veremos más adelante o, tal vez, la reencarnación, según algunas creencias de corte hinduistas. Finalmente, tenemos a Soni, el mono. Este animal, como ya hemos mencionado, representa la inocencia o incluso la estupidez. Es un símbolo claro de lo deshumanizante de la guerra, ya que el mono carece del instinto homicida de los humanos y por eso puede estar a salvo.

Sobre la escena final, aún quedan algunos puntos importantes que mencionar. Habíamos hablado de las vacas que llegan a esta tierra que se desprende. Ese pedazo de tierra representa el pasaje de la vida a la muerte, o mejor dicho, de esta vida a la otra. Recién en la muerte, en la otra vida, los personajes parecen ser verdaderamente felices, como les hubiera gustado ser en realidad. Ya nadie construye mentiras, por lo que todos pueden celebrar y estar alegres. Habíamos dicho, además, que este trozo de terreno representa la separación de la ex-federación. Quizás lo que el autor está proponiendo en esta escena es que la Yugoslavia está mejor así, separada, sin más mentiras de unión y hermandad, sin más muertes. Aquí en este nuevo mundo, el de la tierra desprendida, pueden ser verdaderamente felices.

Esta es, a nuestro entender, la idea central y el sentido de la película. El autor nos habla de una historia marcada por el dolor y el engaño, una historia que no debiera volver a suceder, pero que acaso estamos condenados a repetir una y otra vez. Se podría decir mucho más acerca de esta genial película. Pero aquí hemos querido concentrarnos especialmente en algunos simbolismos y, sobre todo, en tratar de develar la intención del autor y el significado de la película. Nos encontramos así con una construcción muy inteligente, cargada de una gran sensibilidad y de una hábil crítica sarcástica a la guerra y a todo lo absurdo que hay a su alrededor, y a los sistemas políticos, constructores de grandes mentiras.